¿Por qué traductora? Porque tras abandonar mi sueño de ser astronauta, empecé a soñar con poder trabajar con idiomas y marketing y la traducción apareció en mi vida.
¿Qué no te puede faltar en la traducueva? Mi taza de café sonriente, un ordenador potente, diccionarios y otros recursos, y una buena conexión a internet.
¿Qué es para ti lo mejor de la profesión? Para mí, lo mejor es poder trabajar en lo que me apasiona, seguir aprendiendo todos los días, conocer gente muy interesante (aunque sea online) y poder conciliar mi trabajo con mi vida familiar.
¿Y lo peor? El estrés creado por fechas de entregas muy ajustadas o demasiado volumen de trabajo.
Si no fueras traductora… Me gustaría trabajar con niños. Son energía positiva en estado puro.
¿Qué le dirías a tu yo del pasado? Hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar.
¿Trados o MemoQ? Trados, aunque he trabajado con MemoQ y hay muchas posibilidades de que me compre una licencia en los próximos años.
¿Cuál es tu anécdota más curiosa como traductora? Estaba hablando con una agencia de traducción alemana, cuando, de pronto, se escucha una vocecita gritando desde cuarto de baño: «Mama, ¿me puedes limpiar el culo?», con la mala suerte de que mi interlocutora hablaba español. Nos echamos unas buenas risas, que remedio…
Llevo desde el año 2015 trabajando como traductora autónoma a tiempo completo. Colaboro con varias agencias a nivel internacional. Con el paso del tiempo, me he especializado en internacionalización de empresas, traducción creativa para marketing, localización de páginas web, SEO multidioma, y redes sociales, entre otros.
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